viernes

JESICA

UN LUGAR EN EL RECUERDO
Me encantaba ese lugar. Me gustaba más que estar en mi casa comiendo nesquik con cucharita. Me gustaba el olor a crayos que me quedaba en las manos, por estar dibujado todo el día. Ahí todos nos divertíamos con las mismas cosas. Coleccionábamos figuritas, yo tenía las de frutillita que tenia brillantina y olor a rico. A ninguna nos gustaba bañarnos y se nos complicaba comer con cuchillo y tenedor. Éramos un grupo de locos que hacíamos lo que realmente queríamos. De ves en cuando venia seño, nos cuidaba y nos mareaba con números y letras. Pero pasábamos la mayor parte del tiempo en el patio. Había un elefante rojo que dejaba deslizarnos por su trompa. Pasábamos las tardes jugando al poliladron, a mi me gustaba ser ladrón, quedarme atada al mástil de la bandera, esperando que me venga a rescatar Martin, mi primer beso, mi primer amor.

PROBLEMAS DE PLAGAS
El rocio ya había caído, el olor a pasto mojado me despertó esa mañana. La casa de mi tía quedaba en el medio de la nada y lo único que se oía era el sonido de las chicharras. En la cocina me esperaban con tostadas. Me siento para tomar la leche y veo que mi tía se queda mirando un tic que yo tenia desde que había llegado. Sin cesar me rascaba la cabeza. Se me acerca la tía, me mira la cabeza y me grita:
— ¡Nena tenes piojos ! ¿Tu mamá sabe?
Yo con 6 años, una culpa más grande que mi edad y un calor que me subía a los cachetes, le dije:
—No tiita ¿qué son los piojos…? —
En eso llega mi abuelita y mi tía le cuenta:
—La nena tiene piojos, se los agarro acá, seguro que la contagio el hijo del sereno. Hay que sacárselos antes que se los vea la madre, sino ¡me mata!—
El asunto fue que el medio de la nada era el campo y ahí no llegaba Nopusit. Así que la mejor idea de mi tía fue sacarme los pijos echándome querosén.
Para mi el querosén era el liquido que se usaba para prender la estufa, por lo que yo en ese momento me imaginaba con la cabeza en llamas. Así que quebré en llanto y me resguarde en la falda de mi abuelita a los gritos pelados diciendo:
—Mi mamá ya sabe, y a ella no le molesta que me rasque la cabeza! —

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